Podgorica es un buen punto de partida para un viaje culinario activo a través de la "tierra de las montañas negras". En los mercados de la capital montenegrina podrás encontrar de todo lo que crece entre los pastos mobntaña y el mar Adriático. Los higos y las cerezas de cornalina se amontonan en los puestos, pero también la sabrosa col rizada y las aceitunas locales, de las que se elabora un aceite de alta calidad. Econtrarás carne de cabra, cordero y ternera de granjas familiares y las pequeñas carpas típicas del lago Skadar. La web oficial www.montenegro.travel te abre el apetito por un viaje por descrubrir, y podrás encontrar y descargar interesantes folletos informativos sobre actividades y gastronomía, así como mapas de las carreteras panorámicas.
Oriente y Occidente también han dejado su huella en el país desde el punto de vista culinario. Dulces como el baklava turco o el pastel de almendras de Italia dan testimonio de ello. En Montenegro, este último siempre lleva el nombre del lugar respectivo, como el pastel de Perast o el pastel de Dobrota.