La gente de Köpenick llaman al palacio Wasserschloss (Palacio del agua) porque se encuentra idílicamente en una isla en en el área de Dahme, al sur con su confluencia con el río Spree. Se trata del único palacio Barroco de Berlín que se conserva en su estado original, si no se considera como barroco original la restauración parcial realizada en el palacio de Mitte. Al igual que en el otro extremo de Berlín, los primeros en asentarse en la zona fueron los Eslavos en el siglo XVIII, tanto en Spandau como en Köpenick Burgen. A mediados del siglo XIII, los Ascanianos desplazaron a los Eslavos y fundaron en Spee las dos ciudades de Berlín y Cölln. En 1558 en Köpenick, el príncipe Joaquín II de Brandeburgo mandó construir un pabellón de caza de estilo renacentista en la isla de Köpenick. Más de cien años después, el rey Federico I, que aún no había sido coronado, lo recibió para construir su palacio electoral. El palacio renacentista fué demolido y en su lugar se construyó el nuevo edificio barroco. El decorador italiano Giovanni Caroveri realizo un trabajo de estuco jamas visto anteriormente al norte de los Alpes. Federico vivió en el castillo con su mujer Elisabeth Henriette por poco tiempo, ya que ella murió joven. Con el segundo matrimonio del principe, el palacio perdió el estatus de residencia de verano que pasó a ser el palacio de Charlottenburg.

En 1730, paso a ser el centro político (o mejor dicho el centro de la política familiar), cuando se reunió aqui el consejo de guerra prusiano. El rey Federico Guillermo I de Prusia, consideraba afeminado a su hijo, el cúal se convertiría mas tarde en Federico II el Grande, y lo acusó de deserción. De hecho, el principe heredero fue condenado y encerrado en la cercana fortaleza de Küstrin en el Order.

Desde Köpenick, pedalenado por la orilla norte del río Spree en dirección este en poco tiempo llegarás a la zona del alquiler de barcos Spreepoint, en los que podrás alquilar lanchas a motor, embarcaciones eléctricas, kayaks y veleros para los cuales no es necesario tener licencia de navegación.

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Una particularidad de Friedrichshagen es el túnel de Spree (Spreetunnel) de la década de 1920, que permite a los peatones cruzar por debajo a ocho metros y medio de la superficie del agua. El túnel se construyó por la gran afluencia de excursionistas de la zona centro en los locos años veinte, que cruzaban desde Friedrichshagen en ferry y que constantemente era colapsado. Dado que un puente habría afectado al transporte marítimo, tras el Támesis en Londres y el Elba en Hamburgo, también se decidió construir un túnel peatonal de 120 metros bajo el Spree. Cuando se completó en 1927, fué el primer túnel de hormigón armado realizado mediante pozo de cimentación y se consideró como una construcción sensacional en Alemania.

Acelera tu bicicleta a través del túnel y luego manténte a la izquierda, siempre a lo largo de la orilla del Müggelsee. Pasarás por el resturante Rübezhal desde donde se organizan esxcursiones, con su parque infantil de aventuras, así como el pequeño embarcadero para disfrutar de un viaje en barco o con canoa. Por Kleinen Müggelsee atravesarás una hermosa playa de arena fina, asi que no te olvides del bañador. Poco después llegarás al idílico Nueva-Venecia. En este punto, el Müggelspree se ramifica en 5 canales sobre los cuales nos encontraremos con 13 puentes. Seguramente es uno de los lugares menos conocidos y poco habituales de la capital, pero precisamente esto es uno de los encantos de esta ruta. El asentamiento se puede visitar en canoas o en pequeñas embarcaciones, pero también esperimentarás su magia desde una bicicleta. La historia de Nueva-Venecia comenzó en 1890 cuando se vendieron bienes agrícolas a la ciudad de Köpenick. También se incluyeron zonas pantanosas del rio Spree. A partir de 1926 se crearon canales a través del pantano y se edificó a lo largo del ellos. En total, se construyeron unas 374 parcelas a orillas de los canales , actualmente hay alrededor de 450. Tras la construcción del Muro en 1961, los ciudadanos privilegiados de la RDA empezaron a alquilar las tierras de los ciudadanos de Berlín Occidental. Nueva Venecia se convirtió en un zona popular para las pequeñas casas de vacaciones conocidas como dachas. Más tarde, las tierras volvieron a sus legítimos propietarios. Un restaurante, tan popular como la propia zona, ofrece cocina tradicional para que los deportistas recuperen las fuerzas y los turistas se relajen. El restaurante dispone de un gran jardín a orillas del río.

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